lunes, 16 de marzo de 2009

"SERVICIOS DE LOS ECOSISTEMAS"

Me gustaría comenzar con una pregunta antes de avanzar en la lectura “Servicios de los ecosistemas; beneficios que la sociedad recibe de los ecosistemas naturales” publicado por Issues in Ecology:

¿Por qué contaminamos el ambiente? Existen tres razones principales: la religión, la cultura y la economía.

Haré solo un pequeño análisis en el factor religioso y cultural, puesto que el económico ha sido el resultado de los dos anteriores: en el ámbito religioso me refiero al dominio mental en que hemos estado sometidos como humanidad durante mucho tiempo. Si podemos hacer un ligero repaso de por cuánto tiempo los valores judeocristianos han dominado el pensamiento occidental no es difícil llegar a la premisa de estos valores; se ha basado en que la naturaleza fue creada exclusivamente para beneficio del hombre (interpretación del Génesis, en el antiguo testamento de la santa biblia “Entonces dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” Génesis 1:26; “Creced y multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra” Génesis 1:28) En toda la historia de occidente muchas personas han interpretado que esto significa que la explotación (y su subproducto, la contaminación o la destrucción de ecosistemas) es un derecho divino.

No obstante, por cultura también, se puede recordar que por años se ha entendido que “el medio ambiente es todo lo que nos rodea” (llámese egocentrismo y etnocentrismo) puesto que medio ambiente son todas aquéllas características físicas, químicas, biológicas, geológicas, bioquímicas y fisiológicas en un espacio en donde se desarrolla la vida, incluyendo seres vivos y cosas intangibles como la cultura y sus relaciones entre ellas.

Esto ha influido de una manera importante en nuestro propio desarrollo como seres vivos; si por “Servicios de los ecosistemas”, que el hombre se beneficia de los ecosistemas naturales, se entiende como servicios que =obtenemos= por derecho (¿divino?), derecho como humanidad (“patrimonio de la humanidad” y no patrimonio de los seres vivos), de los recursos naturales, desde alimento hasta toda nuestra sofisticada forma de vivir y desarrollarnos como especie, sigue siendo una forma bastante egocéntrica de apreciar la vida; por ejemplo, nuestra sociedad ha establecido “parámetros permisibles” para controlar la contaminación, puesto que no se controla la contaminación evitándola, sino estableciendo “parámetros permisibles” con respecto al daño que pueda causar en el ser humano, y no en el ambiente; es importante aflojar con respecto a qué se están basando los conceptos que se han utilizado y se están utilizando en manejo de recursos naturales.

En una sociedad que por generaciones tiene arraigada una cultura y religión (aunque estadísticamente varíe la gente religiosa, y del tipo de religión que practica, puesto que el pequeño análisis que hice fue para hacer énfasis al oscurantismo religioso en nuestra historia –y en nuestras mentes-) (ó la historia de nuestras mentes) que no le ha permitido avanzar, es natural que permanezca cerrada ante nuevos paradigmas o nuevas formas de repensar la naturaleza, y por ende, un buen manejo de los recursos naturales no ha sido suficiente.

La lectura dice: “Históricamente, la naturaleza y el valor de los sistemas que mantienen la vida en la tierra fueron ignorados, hasta que su alteración o su pérdida hicieron evidente su importancia. Por ejemplo, la deforestación reveló tardíamente la función crítica que cumplen los bosques como reguladores del ciclo del agua –mitigando las inundaciones, las sequías, las fuerzas erosivas del viento y la lluvia, y retrasando la obstrucción con sedimento de los diques y canales de irrigación. Hoy en día, la escalada de impactos de las actividades humanas sobre los bosques, los humedales y otros ecosistemas naturales pone en peligro la prestación de estos servicios” (está claro que es con respecto al ser humano) Más adelante prosigue: “…para mantener los servicios de los ecosistemas del planeta se requiere de un número enorme de especies y poblaciones. Si se tomaran acciones apropiadas a tiempo, todavía se podría restaurar el funcionamiento de muchos ecosistemas...creemos que las políticas de desarrollo y la planificación del uso de la tierra deberían esforzarse por buscar un equilibrio entre mantener los servicios de los ecosistemas vitales y perseguir los muy deseables objetivos del desarrollo económico a corto plazo” (un equilibrio que hemos querido regular para que no se acabe la materia prima que nos provee, a nosotros –especie ser humano- que hemos regulado la naturaleza con inventarios y la ponemos a nuestro servicio-, y no un equilibrio entre la relación seres vivos-naturaleza, es un equilibrio utópico).

Si con esto a lo que se quiere llegar es a hablar el idioma de la economía, que hasta la fecha la escuela dominante hoy en día es la economía neoclásica, que sólo entiende el idioma $ beneficio económico de “bienestar” social (con respecto a las teorías económicas neoclásicas) a costa de la propia naturaleza =uno de los grandes problemas que enfrentan los sistemas económicos en la actualidad es su incapacidad de reconocer el valor de los bienes y servicios derivados del ambiente= para preservar los ecosistemas y la biodiversidad del planeta (una muy bonita intención), se puede plantear la siguiente pregunta: ¿es posible la sustentabilidad del capitalismo?

Vayamos a una observación sistemática en cómo se están utilizando los recursos naturales del planeta: la extracción de materias primas de los ecosistemas; la fabricación de un producto, eficiente, abundante, rápido, inmediato; la energía necesaria para el proceso de fabricación y el producto mismo poseen ineficiencias esenciales que generan una considerable cantidad de desperdicios (contaminación) que ya no son útiles. Estos desperdicios (en cualquier forma de presentación de la materia: sólido, líquido o gaseoso) deben entonces desecharse. En un sistema perfectamente eficiente no habría contaminación (esto es lo que hemos estado conjeturando) (aunque esto no es posible debido a la segunda ley de la termodinámica, según la cual la conversión de energía nunca es perfectamente eficiente), es decir, toda transformación de energía lleva a una entropía; ese grado de desorden que poseen las moléculas que integran un cuerpo, o el grado de irreversibilidad alcanzada después de un proceso que implique una transformación de energía no se está tomando en cuenta. Se cambiaría la oración renglones atrás planteada: “En un sistema perfectamente eficiente casi no habría contaminación…o no se destruirían tanto los ecosistemas”. Sin embargo, tomando las respuestas de la realidad en donde nos encontramos: ha habido pocos incentivos para esforzarse siquiera por alcanzar una eficiencia casi perfecta, por intereses económicos (por ejemplo, deshacerse de los desperdicios ha resultado siempre menos costoso que mejorar la eficiencia de un sistema, o la utilización de ciertos sistemas ó tecnologías interfiere en los intereses y decisiones políticos-económicos de un país, como por ejemplo, la utilización de energías alternativas en vez de energía por combustibles fósiles, o la defensa de la permanencia de los monocultivos en nuestro sistema económico, que desgasta los nutrientes del suelo erosionado, puesto que constituye la mayor parte de nuestros alimentos, a nivel global, en contraposición con el policultivo, uno de los principios de la permacultura, el diseño de los hábitats humanos sostenibles, mediante el seguimiento de los patrones de la naturaleza, y un interminable etcétera) por la aparente abundancia de recursos, y en suma, por la ignorancia en donde nos encontramos como especie pensante (posiblemente el oscurantismo religioso haya quedado en el pasado, pero el oscurantismo que impone límites que afecten la extensión y difusión del conocimiento, sigue dominando nuestra visión de la vida, y por ende, nuestros patrones de comportamiento). Pero a medida que disminuyen los recursos, es inevitable avanzar hacia procesos y/o manejos de recursos naturales más eficientes, y por lo tanto, hacia una menor contaminación ó menor destrucción de los ecosistemas, aunque es importante aflojar la pregunta de a dónde queremos llegar con este tipo de manejo planteados: ¿es posible la sustentabilidad del capitalismo?



Nysaí Moreno

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1 comentario:

Leo dijo...

Hola Nisa!

Me gustó mucho la nota, están muy interesantes tus puntos de vista, coincido con varios. Habría que proponer una version impresa de este blog para que circule por la facultad.

Saludos.